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martes, 22 de marzo de 2011

LLEVAR EL EVANGELIO.

22 Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo:
–Atenienses, en todo observo que sois muy religiosos, 23 porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: “Al dios no conocido”. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerlo, es a quien yo os anuncio.
HECHOS 17: 22-23.

Salir a evangelizar y dar a conocer la Palabra de Dios, tiene que ser algo que se haga lleno de amor.
Por que el Evangelio que estamos dando a conocer, es un Evangelio de salvación y no de condenación.
En distintas ocasiones he podido ver a hermanos que cuando se encuentran con alguna persona que cree distinto a nosotros, en lugar de presentarles el evangelio de la salvación se ponen a discutir con ellos sobre las ideologías de cada uno.
O aun otros que critican a aquellos que creen distinto de ellos, pero no son capaces de mostrarles lo que ellos creen, lo que creemos.

El Apóstol Pablo, un hombre realmente celoso en que se guardara la Palabra que predicaba y en que se respetara al Único Dios, llego a la ciudad de Atenas escapando de un grupo de judíos que le seguían. Mientras estaba ahí logro ver todo lo que envolvía a aquel lugar, su arquitectura y su sin fin de dioses.

Pero con todo y esto Pablo no se puso a contender sobre por que aquellos hombres creían lo que creían, sino que tomando aquello mismo en lo que los hombres de Atenas creían, lo utilizo como catapulta o como la rendija perfecta para filtrar el mensaje del Evangelio a todos aquellos Atenienses deseosos de conocer nuevos dioses.

Es nuestro deber dar a conocer este Evangelio <DE SALVACIÓN>  a donde quiera que vayamos, no a agredir poniendo de por medio el Evangelio. Tampoco a criticar a aquellos que piensan distinto a nosotros, pues Dios no nos llamo a ser jueces sino a ser quienes llevemos el evangelio a las naciones y de esta manera ganar discípulos para el Señor.

Es cierto que el apóstol Pedro en su primer epístola pide que se haga una defensa de la fe, pero no agrediendo a los demás, sino con < REVERENCIA Y MANSEDUMBRE>. (1 Pedro 3:15).

El apóstol Pablo nos da la mejor muestra de cómo debe ser predicado el evangelio, nunca agrediendo mejor tome la revista, el folleto o cualquier cosa que le muestre aquel que cree distinto de usted y a úselo a su favor para a partir de ahí mostrarle el mensaje de Salvación. Mostrarle al Dios que ellos no conocen aun.

El Señor Jesucristo le bendiga