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jueves, 19 de julio de 2012

VISTO EN FACEBOOK

Por el Pastor Juan X. Perez:


Dios tiene una nueva experiencia para darte cada día

“Cada día te bendeciré, Y alabaré tu nombre eternamente y para siempre” (Salmos 145:2).


Cuando estaba con cerca de 80 años, el grande violonchelista Pablo Parejas continuaba ensayando su instrumento musical por cuatro o cinco horas diarias. Un amigo le preguntó, cierta vez, por qué continuaba practicando con tanta determinación, a su edad. La respuesta del músico fue: “Porque yo percibo qué continuo haciendo progresos.”


El mayor problema de nuestras vidas espirituales es creer que no necesitamos de nuevas experiencias, de una renovación, de un crecimiento que nos motive aún más a buscar a Dios. Creemos que ya somos salvos, que ya conocemos la Biblia, que ya hicimos mucho por la obra del Señor, y que nada más podrá traernos algún regocijo.


Nos Sentimos frustrados por no tener más aquél primer amor, por no querer más pasar un tiempo en oración delante de Dios, por no encontrar más un estímulo para evangelizar, por no interesarnos más en estudiar la Palabra de Dios.


¡No debe ser así! Debemos querer un algo más, continuar caminando en el centro de la voluntad de Dios, una aproximación mayor a nuestro Salvador. La vida cristiana debe ser vivida diariamente, a cada instante, en cualquier circunstancia.


No basta quedarse en casa orando, no basta leer la Biblia cuando nos sobra tiempo, no basta oír el sermón a través de un CD adquirido en la iglesia, no basta preguntar al hermano sobre las reuniones, no basta pedir oración por el teléfono, no basta oír himnos en una emisora cualquiera de radio. Es necesario envolvimiento, participación, complicidad, presencia real y constante. Si yo conseguí mi bendición hoy, debo ir a buscar una nueva bendición mañana. Cada día es un nuevo día, cada experiencia es una nueva experiencia. El maná espiritual de Dios solo sirve para un día. Nuevos manás vendrán y no podemos perderlos en hipótesis alguna.


Recuerde: Dios tiene una nueva experiencia para dar… cada día.








jueves, 5 de julio de 2012

EL MORIR ES GANANCIA.


Ecl 8:8  No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte; y no valen armas en tal guerra, ni la impiedad librará al que la posee.

Si hay algo en lo que las personas pensamos poco eso es, sin duda, la muerte propia. No solemos pensar en ella como algo próximo. De hecho a nadie le gusta pensar en la muerte.

Cuando usted acude un velorio y ve un cuerpo dentro de un ataúd vera que parece “como si estuviera vivo”, esto se debe a que las personas que trabajan en la funeraria se encargan de lavarlo, maquillarlo y hacer todo lo que se tenga que hacer para que parezca “como si estuviera vivo”.

Se aferran a tratar de seguir o parecer vivos. Sin embargo, como leíamos al principio, la Palabra de Dios dice que la guerra contra la muerte física está perdida, ni un arma vale ante ella. Escrito esta que muramos una vez y después de esto el juicio. (Heb 9:27).

La muerte física es algo para lo que nadie está preparado y aquellos que  “lo están”  lo más que hacen es comprar su paquete velatorio y un seguro de vida para su familia. ¿Pero que de la verdadera muerte? La muerte espiritual.

Lo que hizo que el Apóstol Pablo dijera  - para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia-, fue la certeza de que si llegara a morir físicamente  su alma tenía un lugar asegurado al lado del Señor Jesús.

Dice el apóstol Juan que el verdadero amor hecha fuera todo temor,  alguien que está lleno del verdadero amor (Jesucristo) no tiene por qué temer, sabe que su vida está asegurada a Su lado.

Como hijos de Dios no debemos temer sino que al igual que Pablo decretar esto como ganancia, pues sabemos que al partir de este lugar terrenal entraremos al celestial para morar con nuestro Dios y Salvador Jesús.

Si hasta hoy en algo le hemos fallado déjame decirte que este es el día que hizo el Señor, día para venir y ponernos a cuentas con Él, día para corregir nuestro camino y poder decir con gozo.
Para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia.


Bendiciones.